Meditar o aceptar lo que somos

     No sé si alguna vez te has preguntado si deberías eliminar alguno de tus pensamientos, si deberías no haber vivido alguna de tus experiencias o si deberías deshacerte de los sentimientos que no te gustan, no sé si alguna vez has pensado que algo en ti está equivocado, que te falta algo, o incluso, que tú mismo eres un error. A todas estas preguntas mi respuesta es sí.

     Cuando observo la perfecta maravilla que es la naturaleza,  me conecto con su esencia, y, de alguna manera, también con la mía, y cuando estoy conectada con mi esencia, entonces, por unos instantes, dejo de pensar (porque es un pensamiento) que hay algo erróneo dentro de mí, abandono el juicio y puedo ver que todo, absolutamente todo, es perfecto.

     Cuando tenemos las primeras experiencias de meditación, lo más común es pensar que no podemos meditar porque tenemos demasiados pensamientos, que no podemos poner nuestra mente en blanco. ¿Meditar es aniquilar el pensamiento? Honestamente, no lo creo. Meditar consiste más bien en ser conscientes de lo que estamos pensando y hacernos amigos de eso. Cuando estaba en un monasterio en Tailandia, conocí a una chica que le preguntó a su Maestro, un lama octogenario, cuándo su mente dejaría de pensar, y su repuesta fue – cuando te mueras. Si vamos a tener una mente con todos sus pensamientos positivos o negativos hasta el día que vamos a morir, entonces sería más útil, aprender a vivir con nuestra mente pensante.

     Meditar es ante todo observar. Podemos empezar por observar nuestra mente para ser conscientes de nuestros pensamientos. Cuando observamos nuestra mente, es bastante posible que nos encontremos con algo que no nos guste. Observar requiere una gran dosis de presencia. Cuando estamos presentes con lo que hay en nuestra mente, entonces podemos darle la bienvenida a todo lo que encontremos. Estar presente significa que no deseo estar en un lugar diferente al que estoy, estar presente con mi mente significa que no deseo tener una mente diferente a la que tengo. Una vez que empiezo a estar presente con lo que observo, es posible que también me encuentre con una fuerte tendencia a juzgarme y a rechazar lo que hay, y también con esta tendencia es necesario estar presente.

     Cada vez que hago esto, cada vez que me permito estar donde estoy, aunque no me guste lo que estoy viendo, es porque he elegido conscientemente  (porque es una elección) abrazar lo que hay en lugar de rechazarlo, entonces empiezo a situarme en un lugar de aceptación, desde  donde empiezo a observarme con los ojos del amor.

     Hay una fuerte tendencia a controlar lo que somos.  Podríamos ¿hacer algo diferente? En lugar de intentar controlar ¿Por qué no mejor permitir que este momento sea como es? ¿Por qué debería ser diferente? Cada momento es lo que es. Si observo que mi mente está agitada, entonces estoy con ella, la abrazo y le permito estar así. Al hacerlo me estoy colocando en un lugar en el que puedo aceptar cualquier cosa que esté sucediendo dentro de mí. Me permito ser quién soy a cada momento  y me rindo a lo que hay. Dejo de intentar cambiarlo.

     Te invito a que, poco a poco, a tu manera y con mucha paciencia, empieces a conectar con este lugar, donde, eliges aceptar lo que hay en lugar de controlarlo. Cada vez que observes, y especialmente cuando observes algo que no te guste, porque esto te va a pasar muchas veces, prueba a aceptarte tal como estás en cada momento. Aceptar significa recibir lo que hay, sin intentar cambiarlo, dejándote estar exactamente dónde estás. Cada vez que hacemos esto nos conectamos con nuestra esencia más amorosa.

     Después de algunos años, he comprendido que por encima de todo, meditar es usar el corazón, para aceptar, perdonar y amar lo que observo que hay en mí en cada momento.

Natalia Rey López 

Publicado por Ecoespazo Vitriol el 5/05/2019